Para que la vida en común de la pareja tenga armonía, lo más importante es que tanto el marido como la esposa, tomen un tiempo dedicado sólo a conocerse y aceptarse cada uno a sí mismo, pensando que quieren cambiar personalmente y poner manos a la obra.
* Nunca se pongan a recordar errores y culpas pasados. A nadie le gusta que le digan sus errores, más sí éstos tuvieron alguna consecuencia como generalmente sucede. Es mejor cantar ya lo pasado, pasado…….
* Nunca dejen que el día termine sin aclarar situaciones de enojo y lograr una reconciliación. El beso de las buenas noches ayuda a suavizar el coraje, muerdete el orgullo y busca a tu pareja y muchas veces ahí surgirá la reconciliación.
* Nunca se reunan sin poner ternura, cariño y respeto en la bienvenida. Él debe de ser el rey y ella la reina del hogar. Incluso es bueno dejar de hacer lo que se esté haciendo, con tal de atender, escuchar e interesarse en las cosas del cónyuge.
* Nunca se separen sin decirse palabras tiernas que puedan recordarse durante la ausencia, por breve que sea. Cuando novios, recordaban la última palabra cariñosa y la saboreaban todo el tiempo. Ahora con mayor razón hay que decirlas.
* Nunca olvidar los momentos felices del principio de su relación. A pesar de los revéses, hay que tratar al otro con mucho amor y seguir disfrutando de ese tiempo juntos, aunque haya inconvenientes.
Se necesita mucha fuerza de voluntad inundada de amor, jovialidad, optimismo y una mente siempre dispuesta a amar y a perdonar los errores del otro.
“SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy.”
I Corintios 13: 1
No hay comentarios:
Publicar un comentario