-->

viernes, 10 de febrero de 2012

MI ESPOSO Y YO SOMOS INFIELES









Mi esposo es mujeriego y tal vez fue por eso que yo también he caído en pecado con un muchacho. Sé que está mal, pero me es muy difícil terminar con este joven. He rezado mucho a Dios y a la virgen para que me ayuden, pero parece que no puedo sobreponerme a la tentación de seguir con él. De veras preciso su consejo.

Respuesta

En primer lugar, señora, ahora mismo y en forma terminante, usted tiene que dar fin a sus relaciones con este joven. Es cierto que su marido le ha sido infiel, y seguramente usted quiso vengarse de él, sin embargo su mal comportamiento no va a resolver el problema.

Para romper sus relaciones con este muchacho, le recomiendo que si es posible, vaya acompañada de una persona respetable de su confianza que ya conozca su situación, con el fin de que haya alguien que la respalde en su decisión. Si no hubiere tal persona, explíquele su caso a un ministro de Dios, (un pastor) para que él o alguna persona responsable de su iglesia la acompañe. Si tiene que ir sola, que su encuentro sea en un restaurante o en un lugar bien abierto y con mucha gente. No permita que tal conversación se lleve a cabo en un lugar privado y a solas porque Satanás trabaja astutamente en el corazón del hombre, y la va a hacer caer de nuevo.

En segundo lugar, tanto usted como su esposo, deben comprender la gravedad del pecado del adulterio. La Biblia dice en 1a. Corintios capítulo 6:

"Por eso les digo que huyan de los pecados sexuales. Ningún otro tipo de pecado afecta al cuerpo como éste. Cuando uno comete este pecado, peca contra su propio cuerpo".

Estimada señora, usted y su esposo deben entender que esta infidelidad mutua es un pecado grave, porque están ultrajando tanto a Dios como a sus propios cuerpos y también el uno al otro.

¿Cuál es la solución a este problema? Para una solución positiva al problema de la tentación sexual y la infidelidad matrimonial, es primordial que tanto usted como su esposo entreguen sus vidas a Cristo. El tiene poder para liberarlos, limpiando sus conciencias de las manchas del pecado.

La Biblia dice que "la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado" (Ia. Juan l:7). Por eso es que a Cristo se le llama el Cordero de Dios, porque con su muerte pagó el castigo que merecíamos por causa de nuestros pecados; y con su resurrección venció a la muerte y a Satanás (el promotor del pecado). En Efesios capítulo l dice:

"Tan sobreabundante es su amor que con la sangre de su Hijo, borró nuestros pecados y nos salvó".

Por lo tanto si usted y su esposo reciben a Cristo en sus corazones, El va a limpiar sus mentes destruyendo sus pasiones y debilidades, y les va a dar poder para vencer la tentación. San Pablo dice en su carta a los Filipenses, capítulo 4:

"Con la ayuda de Cristo, que me da fortaleza y poder, puedo realizar cualquier cosa que Dios me pida realizar".

Señora, ábrale su corazón a Cristo ahora mismo. El va a darles la paz y sabiduría que tanto usted como su esposo necesitan para formar un hogar feliz.

Luis Palau

No hay comentarios:

Publicar un comentario