- Le permitimos disentir, opinar y contradecir.
- Le respetamos su estilo propio de hablar, vestirse y peinarse.
- Le comprendemos sus ” períodos ” propios de la edad.
- Le damos la oportunidad de participar en actividades del barrio, de la comunidad, de la parroquia, encaminadas a lograr un propósito colectivo.
- Lo motivamos a colaborar en campañas de beneficiencia para ayudar a discapacitados, a personas que hayan sufrido una tragedia o a zonas afectadas por desastres naturales.
- Lo invitamos a conversar con personas de la familia o amigos que son considerados ” diferentes ” o poco convencionales.
- Lo hacemos participe de la reunión con nuestros amigos que acaban de llegar de viaje y nos van a proyectar las diapositivas.
- Le cambiamos el menú y lo invitamos a probar nuevos platos.
- Le permitimos compartir costumbres con otras familias distintas a la suya.
- Le damos la oportunidad de pasar sus vacaciones en otro lugar, con otras personas como abuelos, tíos o primos.
- Le aceptamos que traiga a casa amigos de otras razas, religiones y nacionalidades.
- Lo incentivamos a formar parte de algún equipo deportivo de fútbol, baloncesto o béisbol.
Tomado de Crecer con Valores: María Elena López y Daniela Violi, Editorial Norma, 2001
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Enviado por Nilda Alfonso
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