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domingo, 5 de febrero de 2012

EL MATRIMONIO ES UN ASUNTO DE 3





El matrimonio aparte de ser una institución creada por Dios, base de la constitución de muchos pueblos, hoy está en un período de crisis absoluta. Donde el matrimonio entre cristianos se ve afectado a raíz de diferentes situaciones que suceden en estos días.

La falta de comunicación, la falta de tiempo para atenderse el uno al otro, son factores que se van sumando haciendo llegar al fin del matrimonio.

Dios cuando creó a Adán y a Eva, los creó para que fuesen unidos en todas las áreas (Génesis 1: 27 al 28) Creó al matrimonio como un asunto de 2 personas.

Cuando hablamos con hermanos que se han separado de sus cónyuges, a menudo escuchamos “mi esposa me falló” “mi esposo me falló”. En realidad un matrimonio llega a su fin, es porque ambos fallaron en distintas situaciones, con diferentes motivos, pero el matrimonio, es un asunto de 2.

Pero para el cristiano no es un asunto de 2 personas, sino de 3. Tiene que estar una tercera persona involucrada en todos los acontecimientos del matrimonio. Tiene que estar Jesucristo, sobre la pareja.

Sabemos que en los días actuales, donde el trabajo y la fatiga, la ansiedad y el estrés, son algo tan comunes como peinarse el cabello, juegan un papel fundamental en los matrimonios. Nunca faltan los problemas económicos, de salud, que también afectan el funcionamiento de la pareja. Y en cada una de las situaciones también aparece el enemigo, a poner tentaciones, dudas, resentimientos, y dolor en medio del matrimonio. Es una lucha demasiado grande para que un matrimonio funcione y continúe a través de los años. Por eso la necesidad de tener a Jesús gobernando ese matrimonio. Todo se hace con esfuerzo de ambas partes, de tomarse tiempo para estar juntos, tener tiempo para comunicarse, sincerarse, y fomentar todas aquellas cosas que hicieron que un día se unieran.

El transcurso del tiempo, el ajetreo de la vida diaria, los hijos, el trabajo, la economía, y cada aspecto de la vida en sí, parecen conspirar para que una pareja cristiana, se termine separando, formando a veces otros hogares, y en algunos casos odiándose.

Ha llegado el momento de volver a conocerse como pareja, de tener tiempo para estar uno con el otro, de consentirse, mutuamente, y de volver a enamorarse como en los días de la juventud.

Para que todo esto suceda lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestros errores, pedir perdón al Señor, y a nuestro cónyuge. Admitir el error, y luego tratar de enmendarlo. Pedirle al Señor que gobierne nuestro matrimonio, que tome las riendas del hogar, de la pareja, de los hijos, de la economía, y de cada aspecto que está dañado.

Y por último que ambos vuelvan a conquistarse, a enamorarse como sucedía en la época del noviazgo. Es posible volver a amar, y es posible también volver a enamorarse de la misma persona.

Lee Efesios 5:25 y 28 – Colosenses 3: 18 al 19 – 1º Pedro 3:7

Hoy es posible a pesar de todo lo que sucede en la vida, tener un matrimonio feliz.

Mariela Alvez

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